jueves, enero 3

Antonino

Tico, tico nha gahiola, lampariña frigideira...
Antonino, cuando estaba contento cantaba ésta canción, recordando su paso por Brasil..“Hija, puedo ayudarte?”... Siempre que iba a su casa, le hacía ésa pregunta. Ella cosía ropa deportiva; camisetas de rugby, de arquero, muy coloridas, que eran la alegría para los ojos cansados de Antonino, quién disfrutaba ver trabajar a su hija.
El las daba vuelta al derecho, las doblaba y las apilaba en órden, listas para ser entregadas al fabricante “de turno”. Los dos hablaban y hablaban. A veces el mate paseaba” entre sus manos, y entre mate y mate, venían las preguntas, preguntas que ella hacía con ansiedad para saber sobre el pasado de su padre. Las horas corrían sin cansancio para ella y sin aburrimiento para él. De a ratos Antonino cantaba ,nuevamente; ”Tico, tico, nha gahiola, lampariña frigideira”... Mientras tanto seguía contándole a su hija los recuerdos de los viajes que había realizado con su padre, siendo él,un muy jovencito. Viajes de trabajadores “golondrinas”. Fué poco antes de “estallar” la guerra del “14”. Venían de Italia, de dónde eran oriundos. Su pueblo, como tantos otros pueblos, estaban padeciendo mucha pobreza. No había trabajo. Los campo estaban resecos. No había semillas ni dinero con qué comprarlas.La única esperanza era ir hacia otras tierras. Es así, como fue que Antonino vino con su padre a la “América”; al sur de Brasil. De allí se hablaba de grandes cosechas en los cafetales y de grandes cosechas en la caña de azúcar. Ellos optaron por ésta última . “Tico, tico nha gahiola”…Antonino cantaba y a ratos recordaba.Por momentos, hija y padre quedaban en silencio hasta que volvían las palabras con la voz de Antonino. Ella escuchaba las “historias” que él ya le había contado muchas veces. De jóven, había sido de carácter fuerte. Quizás en la casa lo creyeran osco de corazón duro. Con él correr de los años y los golpes que da la vida, se fué apaciguando. ¿Qué escondía en su adustez? No era hombre de ir al “café” del barrio a tomar una copa. Si bebía lo hacía en su casa y de vez en cuando, una copita de grapa y a trago largo. Mucho menos jugar a los naipes, cosa que era muy común entre algunos vecinos del barrio. Fuera mal o bién su trabajo, él regresaba a horario a su casa.Era “bién parecido” y muy atento con los demás.De vez en cuando se lo oía cantar algún tango, lo que hacía con mucho sentimiento. El se sentía pertenecer a ésta tierra, pero ¡ no bailaba !... Un día entre canto y trabajo, su hija le pregunta sobre ése tema : “Papá, ¿ porqué nunca lo hemos visto bailar? Antonino queda un instante silencioso y pensativo; lentamente comienza a hablar...

“Fué en Brasil. Tenía tan solo18 años. Caía la tarde. Era la hora en que dejaba al machete y a la caña en “libertad”. El rojo del crepúsculo, teñía a las plantaciones con fantásticos colores.
Su juventud se resistía al cansancio del trabajo. Sus manos manchadas y pegajosas por el dulce jugo de la zafra. Todo su cuerpo olía a “caña”. Ese dí, se dirijía como de costumbre hacia los piletones “comunitarios” dónde los macheteros se higienizaban. Fué en ese trayecto en que encuentra a la hija del capataz de la “fazenda”. Una hermosa muchacha. Rubia, de rosadas mejillas. Su padre, un “piamontés”de gran corazón, que apreciaba mucho a Antonino. La jóven, con mucho respeto, le comunica que su padre la manda para invitarlo a él especialmente, al baile que esa noche se realizaría en su casa ; y acentúa la invitación diciéndole :
- Te esperamos, Antonino!...
Antonino, sintió algo en su pecho que hasta ése momento no había sentido. Quedó
pensativo.¡Sería la primera vez que iría a bailar!Tendría que hacer “él invite” a alguna jóven, tomarla de la mano, tenerla entre sus brazos!... Todo ésto sentía Antonino.Su pecho palpitaba con ardor, ardor de juventud que empezaba a bullir en su piel.Sería su primer baile, ya que en su pueblo la vida era de color “gris”. Una guerra se avecinaba. La pobreza les hacía ignorar qué existían bailes y otras tantas cosas.¡Su primer baile!...y Antonino cantaba y cantaba… “Tico, tico nha gahiola, lamparinha frigideira”... Llega a los piletones, pero antes de asearse toma un trapo empapado en kerosene para sacar bién a fondo las manchas del jugo meloso de la caña, así sus manos quedarían limpias y “suaves”.Canturreando, “Tico, tico” nha gahiola,“soñaba” con la fiesta que tendría esa noche en la casa del capatáz.En eso estaba, cuándo sorpresivamente aparece su padre.Se apoya en el marco de la puerta de entrada al galpón.Con el ceño fruncido y arqueando una ceja, pregunta a su hijo el porqué de tanta alegría y ese esmero en la limpieza de las manos, sabiendo qué al día siguiente debía seguir “macheteando”. Antonino se sincera con él.Este, al saber el motivo, cruza el rostro del su hijo con la mano, con toda la fuerza que usaba con el machete para cortar las cañas.Al retirarse, se dá media vuelta y le dice:-- “Que ésto sirva de escarmiento, que acá no hemos venido a divertirnos; ¡se vino a trabajar!”.Antonino, con sus “18” años, lloró a solas en la oscuridad del campo, mientras se oía a lo lejos la música desde la casa del capataz… y Fue así, el porque Antonino nunca supo lo que era bailar.

Padre e hija, quedan en silencio... Luego, ella con una sonrisa para impedir las lágrimas de su padre,lo incita a cantar...Tico tico nha gahiola, lampariña frigideira eu quero casarme cumha brasileira, portuguesa eu non queiro que se gasta mio diñeiro...¡Canta Antonino, canta, canta,canta, canta!... “Tico tico nha gahiola...

Alejandrina M. Todarello. (de Di Paolo)

7 comentarios:

de mayúscula a minúscula dijo...

anird querida
los años deben dar esa perspectiva que permite relatar tantas historias vividas, escuchadas desde un lugar calmo, conmovedor
pero el alma es tuyo
los años no se los aseguran a nadie
sólo un gran corazón puede recordar así

Anird Najela dijo...

¡AY!Mayu: cuando vi un comentario supe que eras vos,poque sos muy generosa. Un abrazo de amiga en la distancia. P.D.: yo soy Feliz de poder comunicarme con gente mucho mejor que yo. no tengo miedo a que crean que soy menos .¡Soy lo que soy! y con uds. aprendo. Sería triste decir que ya lo sé todo, pasarían los días vacís sin nada que aprender.

Anónimo dijo...

No empieces con que sos menos que todos !!!!porque no es así !!!a la mierda fritaaaaaaa !!!!Me encantó tu cuento ,sos como Gardel,él cada día canta mejor y vos cada día escribís mejor .Me emocionaste y todo....

Anónimo dijo...

Ahora sos como la Chiqui Legrand ?cuando se agregaba " de Tinayre ".Muy lindo tu cuento ,me gustó mucho...

Anird Najela dijo...

Nydia: Te agradezco tu emoción, ¡sos una amiga!. Ya voy pensar algo para escibir un cuento sobre "Recuerdos de la hermana de Eduardito", ¿que te parece?...

Anird Najela dijo...

Julieta: la Mirta lo agregaba "titubeando", yo lo agrego con sello y todo si es posible. ¡Gracias Julieta por entrar en mi blog.

Anónimo dijo...

Qué hermosa historia, me hizo llorar. Me recordó algo similar que le pasó a un abuelo del corazón (una especie de abuelastro)que tuve.